«Iglesia por el Trabajo Decente» reclama medidas «contra la indecente precariedad en el mundo del trabajo»

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El Manifiesto difundido para esta Jornada denuncia cómo el trabajo está lejos de ser un derecho que garantice la dignidad de la persona, mientras aumenta el número de trabajadores y trabajadoras pobres

Cáritas Diocesana de Granada, 4 de octubre de 2019

Bajo el lema “Frente a la indecente precariedad, trabajo decente, como Dios quiere”, las entidades promotoras de la iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente (ITD)” –Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC)— lanzan un Manifiesto con motivo de la celebración, el 7 de octubre, de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente en el que denuncian “la indecente precariedad que sufre el mundo del trabajo” y urgen “a adoptar las medidas necesarias para conseguir que el Trabajo Decente sea una realidad accesible para todas las personas”.

Todas las diócesis del país han convocado numerosos actos reivindicativos y de oración con motivo de la Jornada.

En Granada se celebrará hoy a las 21:00h. una Vigilia de oración en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen.

Efectos de la precariedad laboral

Según datos del último informe sobre exclusión y desarrollo social en España de la Fundación Foessa, el mercado de trabajo español se caracteriza por importantes tasas de desempleo y por la fuerte presencia de empleos no cualificados y temporales.

El empleo continúa creciendo numéricamente en términos de personas ocupadas, pero lo hace incorporando cada vez más trabajadores atrapados en condiciones de inseguridad. Uno de cada tres contratos temporales dura menos de siete días. Esta realidad conduce a un escenario en el que disponer de un empleo ya no es sinónimo de integración. El 14% de las personas que trabajan solo consigue sobrevivir y está en exclusión social.

“Iglesia por el trabajo decente” pone el foco en los efectos negativos de la precariedad laboral, que se traduce en “vidas truncadas, vulnerables y violentadas de personas explotadas y abusadas por contratos temporales y eventuales, con sueldos que no concuerdan con las horas realizadas, sin seguridad en el puesto de trabajo y sujetos a una flexibilidad que acaba quebrando la dimensión personal de las personas trabajadoras al imposibilitar una verdadera conciliación entre trabajo, familia, descanso, participación social y ocio”.

Como se afirma en el Manifiesto, “seguimos constatando cómo el trabajo está lejos de ser un derecho que garantice la dignidad de la persona, mientras sigue aumentado el número de trabajadores y trabajadoras pobres”.

Propuestas

A la denuncia de esta realidad, las entidades promotoras de la ITD plantean cuatro propuestas concretas:

– El compromiso de todos los poderes públicos en la construcción de un sistema económico, social y laboral justo, fraterno y sostenible que sitúe a la persona en el centro.
– Un trabajo que garantice la dignidad y la justicia, así como el desarrollo integral de la persona, especialmente de aquellas más descartadas y excluidas.
– Un modelo de trabajo que sea fuente de reconocimiento social y personal, a través de la dignificación de los cuidados, con nuevos planteamientos de políticas sociales, de género y educativas en igualdad entre mujeres y hombres, sin olvidar el derecho a una conciliación real de la vida familiar y laboral.
– Y un trabajo que sea realmente para la vida, que se realice en un entorno de seguridad y salud, con condiciones que garanticen la integridad física y psíquica de la persona.

En el Manifiesto, las entidades renuevan su compromiso de acompañamiento de “esta dura realidad social y sus efectos deshumanizadores” y su disposición a “estar alerta para denunciar, desde la ternura, la compasión y el estilo de vida de Jesús de Nazaret, la denigración que está sufriendo la persona y el trabajo”.