Arranca la campaña “Sin hogar, pero con sueños” para sensibilizar sobre el derecho a contar con una vivienda adecuada y un nivel de vida digno

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Cáritas Diocesana de Granada atendió en 2024 a 235 personas sin hogar, medio centenar más que en 2023

Las personas sin hogar no tienen una casa o un lugar para vivir propio. Sin embargo, tienen una vida y una historia. El sinhogarismo es un fenómeno complejo, fruto de una suma de factores diversos, que también atendemos desde Cáritas Diocesana de Granada. A lo largo de 2024, con el propósito de reconstruir los vínculos que les permitan volver a formar parte de la comunidad y reconectar con la sociedad, atendimos a 235 personas en esta situación, medio centenar más que en 2023.

El próximo 26 de octubre se celebra la Campaña Nadie Sin Hogar con el lema “Sin hogar, pero con sueños. Para. Acércate. Actúa”. Tal y como señala el delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Granada, Alfonso Marín, esta fecha es “una oportunidad y una llamada a acercarnos a la situación que viven tantas personas que están tan cerca de nosotros, aunque a veces ni las vemos, y hacerlo con la mirada de Jesús. Más allá de lo dura que es esta realidad, de la impotencia y el dolor que nos provoca, queremos aportar consuelo, cercanía, compromiso y esperanza para hacer más llevadera la vida a las personas que se encuentran en situación de sinhogarismo”.

Recursos en Granada

Alfonso Marín recuerda que Cáritas Diocesana de Granada dispone de un Centro de Día para Personas Sin Hogar en Motril que ofrece servicios básicos (aseo, ducha, lavandería, ropero, servicio de taquilla y consigna) a aquellas personas que no disponen de un lugar donde refugiarse. El centro cuenta con una sala equipada con microondas, cafetera, frigorífico y tostadora, donde poder comer algo, socializar y contar con la orientación y ayuda de nuestros agentes.

Cáritas también ayuda económicamente a la Fundación Casas Diocesanas de Acogida, que depende del Arzobispado, y que mantiene abierto durante todo el año el centro de acogida Casa Madre Dios, sita en Calle Varela. Este recurso ofrece techo, comida, vestido y acompañamiento diario a unas 50 personas. El centro de acogida se financia principalmente mediante la subvención del Ayuntamiento de Granada y recibe apoyo adicional tanto de las aportaciones de socios y donantes, como de la colaboración de personas voluntarias.

“No somos los únicos que trabajamos en este ámbito, hay otras organizaciones que también se preocupan y llevan adelante iniciativas y actuaciones. Todo suma y a la vez es insuficiente. Nosotros, como miembros de la Iglesia de Granada, queremos dar a conocer lo que hacemos tanto de manera organizada y estable, así como de manera puntual, cada vez que los equipos de las Cáritas Parroquiales, que viven en contacto con la realidad social de nuestro territorio, detectan y abordan las necesidades de estas personas”, añade el delegado Episcopal.

Aumenta la vulnerabilidad

Desde Cáritas Española se constata que, “de forma alarmante, sigue en aumento la vulnerabilidad en muchas personas y familias que no pueden acceder a su derecho a una vivienda digna y adecuada”. “Por ello, es necesario y urgente seguir sensibilizándonos como sociedad y continuar interpelando a las administraciones públicas, garantes de los derechos humanos, y al resto de la sociedad acerca de la realidad que están viviendo estas personas”, explica María Santos, responsable de la campaña y del programa de personas sin hogar de Cáritas Española.

La falta de un techo obliga a estas personas a afrontar a diario una serie de obstáculos que impiden su integración plena en la sociedad. Entre ellas destacan, la falta de intimidad, las dificultades de acceso a un trabajo decente y a una vivienda adecuada, las trabas para acceder a los trámites de la administración pública, como por ejemplo el empadronamiento, o los problemas de salud física y mental.

Derechos y vínculos

La campaña “Sin hogar, pero con sueños” ha contado por tercer año consecutivo con la participación de personas en situación de calle. Algunos de los testimonios recogidos por la campaña describen muy bien la difícil situación que atraviesan estas personas:

“Hay noches en que me duermo imaginando que vuelvo a tener una mesa para invitar a mis nietos a merendar. No sé si pasará, pero ese sueño me mantiene viva”. (Teresa, de 59 años).

“Me encantaría trabajar cuidando personas mayores. Lo hice muchos años. Ahora acudo a un centro de día, pero sigo soñando con volver a cuidar a alguien y tener así un hogar. Que alguien confíe en mí”. (Clara de 38 años)

“No pido una mansión. Solo quiero una cama que no se moje cuando llueve. Sueño con volver a tener una llave en el bolsillo, aunque sea de una habitación compartida. Eso me haría sentir persona otra vez.” (Rubén 44 años)

Y es que las personas sin hogar no solo necesitan derechos garantizados, también necesitan vínculos humanos que les recuerden que todavía pertenecen, que aún forman parte. “La campaña nos propone vincularnos para crear un espacio donde poder descansar sin miedo. Porque un vínculo es mucho más que un recurso: es una relación que cura”, asegura la responsable de la campaña.

Sinhogarismo, un problema social que va más allá de la situación de calle

El «sinhogarismo» es un problema social que no solo aglutina a las personas en situación de calle. El número de personas afectadas por esta realidad varía en función del grado de exclusión residencial que se tome en cuenta. De acuerdo a la Tipología Europea de Sin Hogar y Exclusión Residencial (ETHOS) hay cuatro categorías: en situación de calle, sin vivienda, vivienda insegura o vivienda inadecuada. Las personas que están en la calle y las que van de alojamiento en alojamiento son la cara más conocida de este fenómeno. Sin embargo, las personas que viven en chabolas, caravanas, en asentamientos o en viviendas cedidas son la parte más invisible del «sinhogarismo».

Según los datos adelantados del IX Informe FOESSA, que se presentará a inicios de este mes de noviembre, tres millones de personas (6,3%) en nuestro país utiliza ya formas precarias de tenencia de la vivienda (facilitada gratuitamente por otras personas o instituciones, realquilada, ocupada ilegalmente o con aviso de desahucio) y 3,4 millones de personas (7%) sufren condiciones de hacinamiento. Cáritas Española invirtió el año pasado 41,7 millones de euros en su programa de personas sin hogar, el 8,6% del presupuesto total.