«Sólo el amor salva» Campaña Amor Fraterno 2018

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Carta del Delegado Episcopal de Cáritas del Arzobispado de Granada, para la Campaña «Amor Fraterno».

Queridos amigos:

El Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma nos recordaba a las comunidades cristianas que frente a acontecimientos dolorosos algunos falsos profetas engañarán a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones, que es el centro del Evangelio. Y, citando a Dante Alighieri en su descripción del infierno, nos recordaba que la morada del diablo era el hielo de un amor extinguido. No cabe duda, de que el papa nos está haciendo una llamada de atención y una invitación a preguntarnos: ¿Cómo se apaga en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros? Y él mismo, nos apunta algunas: -lo que apaga la caridad es ante todo la avidez por el dinero, raíz de todos los males, el rechazo de Dios que se transforma en violencia y rechazo contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras certezas y seguridades: el niño por nacer, al anciano enfermo, el huésped de paso, el extranjero, así como el prójimo que no responde a nuestras expectativas. –el amor también se enfría en nuestras comunidades cuando caemos en la tentación de la acedía egoísta (Pereza, flojedad, tristeza, angustia, amargura, desabrimiento, aspereza de trato), el pesimismo estéril, la tentación de aislarse y de entablar continuas guerras fratricidas, la mentalidad mundana que induce a ocuparse solo de lo aparente, disminuyendo de este modo el entusiasmo misionero.

¿Qué podemos hacer? , se pregunta el papa. Si vemos dentro de nosotros y a nuestro alrededor estos signos, la Iglesia, nuestra madre y maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos ofrece el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno. Y nos invita a los miembros de la Iglesia a emprender de nuevo el camino con una certeza: si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. El siempre nos da una oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo.

He querido entresacar estas ideas del mensaje del Papa porque considero que son de gran utilidad para todos los que desde Cáritas queremos contribuir con nuestro servicio y compromiso a mejorar nuestro mundo y a que el Fuego del Amor no se apague ni en nosotros, ni en nuestra Iglesia ni en la sociedad. Frente a la soledad y desamparo queremos testimoniar que Solo salva el Amor. El Jueves Santo celebramos el Amor más grande que el mundo conoció, el Amor de Dios. Y celebrar es también experimentar y gozar de ese Amor en lo más profundo de nuestro ser, y dar testimonio a todo el que lo necesite. “El amor es una luz, en el fondo la única, que ilumina a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar”. “Lo que redime al mundo es el Amor” (Spe salvi, 26).

Os confieso que el lema de esta campaña aviva en mi corazón algo que yo viví y que dejó en mí una huella imborrable. La comparto con pudor, por si a alguien le ayuda, como me ayuda a mí. Yo tengo un hermano que falleció con 23 años después de haber padecido un cáncer de huesos durante 14 meses. Fue al principio de mi ministerio sacerdotal. Hubo una persona que estuvo a su lado todos los días que duró su enfermedad. Un día mi hermano me musitó al oído unas palabras: “No te olvides de …(omito el nombre de la persona). Ella me está salvando”. Qué hermoso es escuchar algo así. Qué hermoso es descubrir que está en nuestra mano poder contribuir a salvar a las personas con nuestros pequeños gestos de amor. Estoy seguro de que muchos de vosotros ya lo hacéis en vuestras comunidades. Así lo hizo Jesús. “Como el Padre me ha amado, así os he amado Yo, permaneced en mi Amor”. Si el amor es lo que le da peso y sentido a nuestra vida, aprovechemos las oportunidades que nos brinda la vida para vivirlas desde esta luz.

Un abrazo fraterno y Feliz Pascua, que la luz de Cristo resucitado y glorioso ilumine las tinieblas de nuestro corazón.

Alfonso Marín, Delegado Episcopal de Cáritas del Arzobispado de Granada.